Apego sin verguenza
Parece
que esa historia de "Amor no correspondido" es más intensa en nuestro mundo
secreto.
Nos
perdemos mirándole, nos emocionamos recibiendo su saludo, nuestros sentidos no
resisten el toque de sus manos y solo pensamos en la próxima vez que le veremos
aun cuando nos sujeta fuerte en ese instante.
¿Por
qué seguimos una luz, que no llego para nosotros?
¿Por qué
seguimos una luz, sabiendo que se apagará pronto?
¿Nos
hemos ya acostumbrado acaso al dolor posterior?
Nos
apegamos a la persona incorrecta, nos quedamos prendidos de alguien que sabemos
que no se quedará y que solo está pasando el tiempo. Y lo hacemos creyendo en
el “Vivir la vida”.
“Vivir
la vida”, no tiene que distraernos del trabajo, no tiene que tenernos viendo
que ropa usar por si nos invita al mismo lugar de siempre, no puede dejarnos en
espera de su mensaje, no puede dejarnos pensando si este será su último mensaje.
Es más
que eso,
Es
decirle a esa luz radiante y cálida, con toda la tristeza que podemos cargar y
a viva voz: ¡Yo me alumbro!.
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